viernes, 20 de mayo de 2011

Solo me hizo falta mirarte una sola vez a los ojos para comprender que serías alguien muy especial en mi vida. Solo me hizo falta escuchar por primera vez tu voz para experimentar ese cosquilleo en mi interior. Bastó con un intercambio de palabras para que me dieses a entender que me gustabas, que sin conocerte había algo en mi interior que me atraía hacia ti y lo hacía con una fuerza descomunal. No sé exactamente cuanto tiempo pasó entre la primera vez que te vi y la primera vez que tuve el valor de preguntarte tu nombre, de mirarte a los ojos y de morirme por dentro. Para mí fue una eternidad pero una vez que estuve a tu lado, que puede comprobar lo que sentía, que notaba como ardían mis mejillas, como se aceleraba mi corazón, lo comprendí todo. Te convertiste en alguien más importante de lo que jamás imagine que serías. Eras un completo desconocido, apenas sabía nada de ti, todo lo eran suposiciones pero todas tenían algo en común: hablaban de ti

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